Hace muchas décadas , un medico ingles atribuyo la extraordinaria salud de los hunzas,pueblo centenario del Karakorum (Pakistan),a su consumo regular de albaricoque fresco o en forma de orejon. Hoy sabemos que por su riqueza en betacaroteno, es un antioxidante que previene el envejecimiento y puede alargar la vida. El albaricoque es la fruta mas rica en betacaroteno o provitamina A,responsable de su bonito color anaranjado,sobre todo cuando esta muy maduro, fresco y es de una variedad oscura. Así,una ingesta de 200 g aporta 600 mcg,mas de la mitad de las necesidades diarias que de esta vitamina tiene un adulto.
También es una buena fuente de vitamina C (cubre una tercera parte de las necesidades diarias), potasio,magnesio y hierro (muy asimilable por el organismo). Posee además cantidades destacadas de vitamina E y B6, y de fibra soluble(estabiliza la concentración de azúcar en la sangre, alivia el estreñimiento y ayuda a reducir el colesterol) y aporta muy pocas calorías ( 47 por cada 100 g consumidos). Todo ello, unido a su dulce sabor, lo convierten en un alimento apetitoso y especialmente saludable.
También es muy empleado en cosmética, ya que es el complemento ideal para cuidar y refrescar la piel al tiempo que,como fruta ácida,posee probadas propiedades descamantes, con efecto “peeling”. Con esta fruta se elabora una excelente mascarilla, especialmente indicada para pieles desnutridas y con arrugas. Para prepararla se reducen a puré cinco o seis albaricoques bien maduros y se mezclan con medio yogurt natural y dos cucharadas de aceite de almendras dulces. Se combinan todos estos ingredientes hasta conseguir una masa homogénea y cremosa que se aplica con un pincel sobre la piel de la cara, dejándola actuar entre 15 y 45 minutos. Pasado este tiempo se retira con agua fría.Si el albaricoque esta muy maduro será mas rico en betacaroteno y,por lo tanto, mas nutritivo.
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